Viaje a Singapur (IV)

Uno de los días de la estancia lo dedicamos casi entero a China Town, es un espectáculo, yo no me imagino lo que puede ser visitar China, desde luego meterse ahí dentro es algo que hay que vivirlo.

Se trata de un montón de calles, bueno como aquel que dice todo un barrio, son uno callejones bastante estrechos y plagados de tenderetes apiñados donde venden de todo, y cuando digo de todo es de todo, desde suvenirs, ropa, cerámica, latón, comida, fruta, bebidas, flores, adornos, etc. etc. etc.

Hay tanta gente que casi es imposible poder andar, y lo que más llama la atención es el colorido de todos los tenderetes, las frutas tan raras y diversas que venden y se comen allí mismo, y ya no hablemos de los chiringuitos de comida callejera, a veces con unos olores muy fuertes e incluso en ocasiones desagradables. Ahí van algunas fotos.



Además tuvimos la suerte de coincidir con el principio de la celebración del año nuevo chino, por lo que todas las calles estaban engalanadas con todo lo típico chino.

Así mismo no nos perdimos visitar un templo chino, no es muy grande pero uno ya se puede hacer una idea de cómo tienen que ser los templos allí en China. En el interior del templo está terminantemente prohibido utilizar el flash de las cámaras, así que las fotos no tienen la calidad deseada.


Al medio día comimos en un chino, era de cajón estando en el barrio chino de la ciudad, la verdad es que la comida china que se come por allí, no tiene nada que ver con la que estamos acostumbrados a comer en los restaurantes chinos de por aquí. La curiosidad del día fue que mientras estábamos comiendo, solo había dos mesas ocupadas porque la costumbre suya es comer muy pronto, y claro a las dos de la tarde ya suelen estar bastante vacios los restaurantes, pues se presentaron un montón de personas, resulto ser la celebración del banquete de una boda, pero es que no tenían nada reservado, se ve que allí se casan y luego deciden donde celebrar el banquete y se presentan todos, en el restaurante se las vieron negras para colocarlos a todos.

Después de una día bastante cansado de andar por China Town, decidimos ir a cenar a un tailandés, esta es otra experiencia, porque hay que estar decididos a comer lo que te pongan, y allá fuimos, la verdad es que a mí personalmente me gusto, nos pusieron una especie de coco relleno de marisco (ver foto), pero un marisco raro, no supe lo que era, pero estaba “bueno”, tenida una sabor raro, diferente. Por cierto ahora que veo la foto donde se ve un paquete de clínex, pues es porque no tienen servilletas en casi ningún restaurante, solo te sacan una toallita para limpiarte las manos una vez terminas de comer, así que nos apañábamos con clínex como servilleta.


Además sacaron un pollo pinchado en un palo (ver foto), era rojizo y brillante, no se como lo deben cocinar, lo rociaron con un liquido y le prendieron fuero, después de arder varios minutos lo sirvieron, estaba buenísimo, también un sabor diferente.


Después de cenar nos fuimos a una de las atracciones únicas en el mundo, se trata del “safari nocturno”, el recorrido por el safari se puede hacer tanto andando como en tren, tiene una duración máxima de tres horas, así que entramos sobre las 9 de la noche y eran pasadas las 12 de cuando salíamos del recinto, ver los animales de noche fue algo nuevo y muy interesante para nosotros, la lástima es que de noche y sin poder utilizar el flash (también está prohibido) no pude hacer ni una sola fotografía.

1 comentarios:

Anónimo dijo...
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